Constancio

Como no sabíamos si tendríamos más ocasiones para salir a la medicinal y sana agua marina, nos atrevimos, a pesar de casi los dos metros de mar de fondo, cuatro amigos, Luis José (Durán), José Luis (Mudusub) , Chus y yo para mojarnos un poco, preveyendo que la turbiedad alcanzada días atrás, dificilmente iba a desaparecer, no solo por los maretones con sus correspondientes alarmas que tuvimos, sino que además al llover, los ríos llenan la costa de ese oscuro «caldo» que nos deja a ciegas durante muchos días.

No obstante, aprovechamos para hacer unas fotos, ya que no veíamos peces por ningún lado y lo que también tuvo que hacer José Luis fué lastrarse un poco (estrenaba traje) comiendo oricios hasta la saturación… así y todo, seguía flotando … de la hinchazón. Dicho sea de paso que lo oricios, los cogimos por el pedrero, abandonando gafas, aletas y demás, comiéndolos directamente sin pasar por báscula y por la coción. Más que nada por lo sanos (además de sabrosos) que son: Sus propiedades medicinales, son los alimentos más ricos en yodo que se conocen, evita el riesgo de padecer hipotiroidismo, soluciona problemas de acidez y gastritis, por su elevado contenido en hierro previene de anemias. Sus cantidades de fósforo son muy necesarias para las células nerviosas, el potasio para rebajar la tensión arterial y su vitamina A, indispensable para la salud de la piel y prevenir numerosas envermedades de la vista.

-Bueno puedo estar de acuerdo con todas estas propiedades medicinales, pero que sea bueno para la vista, no me lo creo, porque conozco a cuatro pescadores muy aficionados al pedreru que, después de haber capturado unos pocos oricios de más, no «vieron» que eran más de la cuenta y tampoco «vieron» el coche patrulla del Seprona ni por supuesto a los 3 agentes que les «hicieron ver» que se habían pasado un poquito de los 5 kilos …

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Antes de botar la embarcación, ya el helicóptero, embarcaciones de Cruz Roja y otras de Salvamento harían ejercicios por la zona de El Musel.

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Un reposo después de la persecución de pescado.

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Un sarriano al que le falta poco más de 900 gramos para el kilo.

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Oricios había, pero bastante vacíos.

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A más de un metro, ya no había forma de distinguir más que un bulto.

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Bonita oquedad, pero sin lubina al fondo.

El resto de fotos son más para imaginar que para ver  🙂