Constancio

En los últimos viernes en el club APNEA GIJON, veníamos barajando las ganas de algunos socios de revivir una salida nocturna para comprobar la gran diferencia que hay en la fauna entre el día y la noche.

Mientras que durante el día, la huida de todos los peces es lo habitual, de noche se dejan casi coger a mano. No solo esto, sino que nada más entrar al agua notamos la fluorescencia del plancton que fue lo que más me llamó la atención desde hace año.

Cada cierto tiempo, sigo deseando repetir esa sensación de experimentar y superar la dificultad de la visión en el agua, teniendo solo el haz de luz de la linterna. Apagarla de pronto y agitar las manos o las aletas y comprobar como «se encienden» cientos de puntitos como luciérnagas es una imagen siempre grata de recordar.

Esta vez acompañados por máquinas de fotos hemos aprovechado y salido de madrugada, aprovechando luego la jornada para ir de pesca.

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El implacable despertador avisaba de la hora de ir a la nueva experiencia del buceo nocturno en apnea.

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A las 5 de la madrugada, sin esperar por el resto, el desayuno en el bar, otros lo hacen en casa.

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Cambiándonos en plena noche en el pantalán, sin mucho ruido por los que duermen allí.

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Alguno tiene verdadera pereza, pues aunque su cuerpo está allí, «su espíritu», sigue en la cama.

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Dispuestos a navegar y echarnos al agua.

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El primero linternas en mano y con nuevas pilas.

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Casi el último en abandonar el barco, dudando si dejar las luces puestas y agotar la batería o apagarlas.

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La bella ciudad de Gijón, duerme, al fondo las luces en la costa.

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solo el haz de luz rebotando en la roca.

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Roberto nos muestra un hermoso pizcuervo, a mano. Luego lo soltaría. Se nota su entreno en ríos de Cangas cogiendo truchas de día, pero también a mano.

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Un hermoso sargo, también dejandose fotografiar a una cuarta.

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Un sarriano envuelto en un alga, una hermosa escena de la que no cansamos de reirnos, como si estuviera envuelto en una sábana en su camita.

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Una vaca de mar. Perdón por la mala foto, pero era preciosa.

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Raro, pero Zubi, el primero en agotarse y cambiar de escenario (de día y con fusil)

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Cambio de rumbo y de actividad, ya queriendo amanecer, a los coches por los fusiles.

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Roberto patronea mientras el sol aparece, siempre por el este.

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Algunos aún remisos a subir a bordo, disfrutando de ver ejemplares tan de cerca que en pocos minutos se guardarán de nosotros..

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Feliz, pero ya con el fusil en mano a los sargos corredores.

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Subiendo con ellos del dique exterior.

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El fruto de la pasión por la pesca submarina.

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Ésta será la cena del martes en un bar de la ciudad para unos cuántos acompañado de vino de Cangas y sidrina.