Constancio

Acabo de leer una noticia que me deja un poco estupefacto: «Pepino de mar encebollado» refiriéndose naturalmente al cohombro de mar.

Tenemos un amigo en Oviedo, Manolo, socio de Wladimir el cubano, con muchas más cualidades como padre que como pescador submarino y hace unos años me dijo que se dedicaba a la recolección de «pijos marinos». Ya sabéis, esos animalitos, del género de los bichos que, efectivamente, parecen a largos y gordos penes de alguna raza de hombres de tez muy oscura… y decía que los vendía a muy buen precio.

Quien conozca a Manolo sabe que siempre está de muy buen humor, y su diálogo está rodeado de guasa y de ingeniosas historias. Naturalmente no me creí aquella aventura de recolector de holoturias y la tomé como una más de sus chirigotas, pensando que nadie sería capaz de acercar tan siquiera semejante «lombriz» a la boca, pese a que uno está curado de esos espantos culinarios. Ya escribí aquí lo de comer angulas, centollos o urticantes anémonas (actinias) podría estar mal visto en zonas de tierra adentro, mientras que en la costa, son manjares muy codiciados. Doy fe de haber probado estos frutos del mar y otros peores…

Bien aquí la nota de -consumer-eroski Ecoticias.com-

«Los pepinos o cohombros de mar suponen una curiosidad para muchos occidentales.

Los ven como extrañas formas viscosas balanceándose sobre el fondo del mar. Sin embargo, en Asia son un alimento básico, muy apreciado en sopas, guisos y salteados. La demanda de este equinodermo es elevada. Por eso, países como Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Filipinas exportan grandes cantidades a China y otros mercados Asiáticos cada año. Y este también es el motivo por el cual las poblaciones de pepinos de mar en todo el mundo, desde Asia a las Galápagos, se enfrentan a una situación más difícil.

Un nuevo estudio de la organización de la ONU para la Agricultura y Alimentación (FAO) advierte de que las reservas de pepino de mar están sometidas a una intensa presión pesquera. «Las especies de mayor valor comercial se han agotado en gran parte.  En la mayoría de los países analizados y en las regiones de África y el Océano Índico, las reservas están sobreexplotadas. Del mismo modo en la región de Asia-Pacífico las especies más buscadas están casi agotadas», afirma la FAO.

Servidos a la plancha.

En España se ha empezado ahora a saborear estos extraños seres. Hace sólo una década apenas tenían valor para los pescadores catalanes, que los habían comido en sus barcos durante años, pero nunca los llevaban a tierra. Sin embargo, chefs de Barcelona comenzaron a interesarse por los pepinos marinos, que se preparan a la plancha con aceite de oliva, sal marina y unas gotas de limón.

Aparte de uso culinario, existe un mercado emergente para el empleo de los cohombros de mar en las industrias farmacéutica y cosmética. En ocasiones, se fermentan o se secan algunos órganos internos como las gónadas y los intestinos para producir productos especializados de alto valor utilizados como complementos dietéticos.»

He ojeado después en «san google» cantidad de fotos y artículos que confirman el anterior y he quedado como decía al principio: pasmao. Mis disculpas a Manolo por no haberle creído y en el futuro lo consideraré mucho más sensato, al menos cuando hable de gastronomía.