Constancio

Hoy, con buen día de sol y madrugando solo un poquito, a las 8, nos dispusimos Chus, «el competitivu» y yo «el incombustible» a pegar unos tirinos, ya que la mar nos daba una pequeña tregua, ¡pero pequeña eh!

Aunque el sol, también madrugador ya lo teníamos asomando un poco cuando llegamos a El Musel, el frío de esta mañana de mediados de novimbre, hacía que nos acelerásemos un poco más a la ahora de cambiarnos para botar la barca por la rampa.

Salimos del puerto y la línea del horizonte nos avisaba que la cosa estaría cruda, que si queríamos rompiente…. la tendríamos. Para empezar, preferimos poca agua si puede ser clara, mejor que turbia y sin mucho movimiento, salvo el del pescado,  entonces no podía ser otra cosa que tirar para el Arbeyal.

Vimos solo chopinas y pescadín menudo que nos venían a ver, palmerines en las cuevas, apenas ni botones… Chus me avisa que vió algún dentonín pero ni estaba en la edad penal, debían ser preadolescentes todavía.

Nos fuimos de allí pronto «ya calientes» con tan solo un par de «botonas-maragotas-durdos o pintos», (nunca sabré nombrarlas ni diferenciarlas) a por aguas un poco más movidas y profundas, pero sin pasarnos, al menos yo, ni de los 10 metros ni del minuto que me tengo prometido.

Chus me avisa que ya tenemos la cena del viernes que pinchó un congrio que se resistía a salir. Con las dos varillas en la cabeza no le quedó otro remedio que acompañarnos hasta la semirrígida. Lo limpiamos bien, lo subimos a bordo y como acababamos de llegar y estábamos sin haber cubierto el cupo… pues a zambullirnos de nuevo.

No pasaron muchos minutos, cuando localizo otro de similares características, quiero decir peso, aunque tampoco los pesamos. Con la ayuda del compañero, pero esta vez con tres fusiles logramos convencerle para que saliera, además de la ayuda de un sacavarillas, ya que una de ellas le atravesó y se negaba a subir, igual que él.

Con el cupo ya cumplido y con la alegría de cenarlo este viernes con varios socios, en una sidrería al salir del club, dimos por finalizada la jornada de pesca a eso de las dos de la tarde, dejando uno de los congrios en el bar para festejarlo mañana.

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Por la premura y sin tiempo para poder avisar no vinieron más comensales, el próximo «en el bar social» acudirán más amigos, seguro.