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Uno solo, pequeño, unos dos kilos, pero muy sabroso. Todos repetimos de marmitaco varias veces y aún sobró un poco. Los siete presentes para la cena en el Bar Londres, incluido Raúl, de 4 años nos deleitamos del buen hacer de Lili, la cocinera, esposa de Javier.

Desconozco el grave problema que hubiera podido surgir si llegamos a capturar la bonita de más de 100 kilos que capturó un barco vecino el domingo. Tendríamos que alquilar un local para llegar a partirlo, luego repartirlo con familiares, amigos, envasarlo? Verdaderamente un grave problema.

De este modo, disfrutamos de la salida de pesca y después de su sabor, con un suave pincante que nos gustó a todos, incluido el jóven Raún que dice su padre, René que como muy bien y de todo.

El próximo año, volvemos.

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