Otra de las dificultades que hay que resolver cuando viajas por el mundo es el idioma. Vivimos en una «torre de babel» y tal vez, hacerse entender, para preguntar por una persona, por comida, por lugares a visitar, puede parecer complicado. Guillermo nos relata experiencias con diferentes lugareños donde su mujer Isabel y él tienen una clave que les funciona a la perfección, el lenguaje no verbal, sobre todo, hablar con el corazón, es decir, con respeto y sencillez.
PROBLEMAS IDIOMÁTICOS
Es un hecho de que el inglés es el idioma más internacionalmente usado para las comunicaciones entre las personas de diferentes nacionalidades. Y como consecuencia de ello, no es difícil encontrar personas que al menos conocen lo suficiente esa lengua para hacerse entender.
No obstante hay momentos del viaje, donde la comunicación verbal es difícil y por lo tanto el lenguaje de los signos se hace indispensable.
De todas formas, hemos comprobado que a veces es más difícil hacerse entender con un estadounidense convencido de que él y su país es el ombligo del del Mundo que con un indio kuna o un polinesio.
Por más extraño que haya sido el país o la cultura (en la foto con un amigo del Reino de Tonga) nunca hemos tenido problemas para comunicarnos, siempre que se deje aparte la prepotencia de ser europeo, y se mire a los ojos limpiamente.
Cuando el espíritu de las personas es humilde y sincero, no hay problemas de comunicación, rápidamente se establecen lazos de empatía, por ejemplo el polinesio de la fotografía colocándome su mano sobre el corazón en símbolo de amistad.
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