La mañana del domingo día de la convocatoria, se presentó sin lluvia, pero algo fresca a las 9 de la mañana, concentrándonos la mayoría de los submarinistas, tanto buceadores como apneístas de difertentes zonas de Asturias, con el más puro amateurismo (a pesar de haber allí instructores de buceo y grandes competidores de la pesca submarina) pero con el máximo interés puesto en localizar el cuerpo de Gonzalo, el niño desaparecido en estas aguas tan cercanas a nuestra costa gijonesa, sin representar a ningún club y de forma anónima sino fuera que teníamos que dar el nombre y el teléfono para saber que deberíamos avisar al regreso, sobre las dos de la tarde que ya estábamos en tierra y contar incidencias, si las hubiera.
A primera hora en la playa del Arbeyal se acercaban miembros de los diferentes cuerpos de seguridad, Bomberos de Gijón, Guardia Civil, Cruz Roja y también en contacto con los los responsables de Salvamento Marítimo para tomar contacto y tener mutua colaboración e información, sistemas que usábamos para distribuir las zonas, contacto en canal 8 para las embarcaciones, unas 10/11 y los controles de entrada y salida que ya venimos utilizando en cada salida o jornadas de pesca, por cierto, en lugares bastante más comprometidos que esta zona, protegida por el gran puesrto de El Musel y sus largos diques. Éramos 80 submarinistas, entre buceadores y pescadores, aunque algunos salieron por otro lado y se comunicaron telefónicamente sin su «presencia física».
Éstas autoridades se ofrecieron a los que estábamos coordinando, unos en tierra y otros en el agua, para apartar «intrusos que estuvieran fuera de los controles aplicados» y que pretendieran ir «por su cuenta», dadas las responsabilidades y riesgos que suponen ente tipo de concentraciones de embarcaciones y submarinistas, que establece tanto la Ley de Puertos, exigencia de Salvamento Marítimo y la Ley de Seguridad en las Actividades Subacuáticas, pero sobre todo, el sentido común.
Los voluntarios buceadores inscritos, con muy buen «saber hacer» eligieron zonas de los mayores bloques del dique norte de Marina Yates unos, otros zona de puerto deportivo y los apneistas, salieron unos a nado por las playas por diferentes lugares, otros con mejor movilidad en lancha, nos desplazamos desde la parte más noroeste al Serrapio de Mar, a media milla de Sta. Catalina-Cimadevilla- por cierto allí estaba más turbia el agua que en la parte de las las playas y los bloques de Motonáutica.
Unos compañeros localizaron a unos 150 metros del embarrancamiento de la embarcación accidentada en la que desapareció el niño Gonzalo, documentación del manual del motor, una sonda/Gps y lo que sería la capota del barco, con unas sujeciones de inox. con tambuchos. Pero del niño ni algún resto de ropa que pudiera dar una pista ni tan siquiera alguno de sus playeros de color amarillo fosforito que llevaba aquel fatídico día. Nada.
Filmé algunas cuevas que nos dará una pequeña idea de la turbidez como de la orografía del terreno.
Una vez avisada la G. Civil de los restos encontrados llegaron también Cruz Roja, quitamos la boya marcadora de donde se había localizado y al seguir con la búsqueda, grabé a miembros de Cruz Roja que se echaron en esa zona al agua.
Después de estar un tiempo con dos miembros de la G. Civil, sus compañeros del turno de tarde, tuvieron la mala fortuna de encontrarse subiendo la mar con una ola que echó al agua al patrón que se llevó el hombre al agua y su compañero no pudo arrancar, terminaron volcando en el mismo rompeolas de Liquerique y siendo rescatados por el Helimer.
Desde un primer momento hemos sido «impulsados» para coordinar o ayudar para llevar a cabo con los compañeros, esta salida de voluntarios submarinistas. Pedí a la Federación de Actividades Subacuáticas, que convocara a todos los clubes, porque seríamos muchos más en la búsqueda que si la convocatoria la hacía un federado, socio de un club, por muy veterano (por no decir viejo) que sea.
Si continuase sin aparecer, seguiremos saliendo, pero «en petit comité» dos o tres lanchas, con amigos-compañeros-voluntarios-allegados sin más convocatoria que avisar a Salvamento Marítimo, para que nos autorice, aportando, eso sí, los datos necesarios. Ojalá la mar lo devuelva ya, por el bien de todos, en especial su familia, que vino varias veces a dar las gracias a todos los voluntarios.
La mar es así de tremenda, nos da muchas alegrías y satisfacciones, pero a veces se porta muy cruelmente, no conforme con arrancar vidas, además, se queda con el cuerpo de un inocente niño, como en este caso.
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De los siguientes vídeos que grabé ayer, quiero resaltar, por un lado la poca profundidad, la relativa turbidez, máxima cota bajada, -8,5 m., agua a 12,9º C., y 80 inmersiones realizadas en la jornada.
El terreno del Serrapio de Mar con esa cueva algo mayor y otros canales o agujeros grabados en la zona donde se encontraron esos restos del barco siniestrado, hacen ver, creo, la cantidad de lugares que podría quedar atrapado un cuerpo.
Algunas de las esponjas amarillas que se «intuyen» en la distancia, hacía presagiar un playero del niño las estrellas de mar, me hacía creer que nos podrían conducir al niño, ya que «estamos en reyes» pero, desafortunadamente, frustración tras frustración en cada bajada.
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