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Alguna vez bromeando, he dicho que no queremos perder clientes por «accidentes de pesca» en Viña Sub, por lo que se debe extremar la prudencia en la práctica del submarinismo, en especial cuando hay corrientes, rompientes o en profundidades demasiado al límite de nuestras posibilidades.

Recojo un artículo que me pasan del Faro de Ceuta en el que parece que allí se suceden accidentes por cegarse con el pescado, comentando acertadamente el presidente de un club ceutí que no debemos abusar por tratar de recuperar un pez o un fusil que se nos ha quedado enganchado, una vida perdida ya no se puede recuperar.

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«La pesca en apnea es una de las prácticas más arriesgadas y de las que mayor número de muertes ha causado en Ceuta en los últimos años. Todas ellas de jóvenes. En el 2008, la de Jesús Rodas, un año antes la de un joven militar que falleció en el Chorrillo arrollado por una embarcación; más atrás en el tiempo la de Christian Pareja. Nombres que ayer eran recordados al conocer el fallecimiento de Jesús Lladó.
Salvamento Marítimo rescataba el pasado año cinco cadáveres de jóvenes tras accidentes durante el transcurso de actividades de este tipo, de ellas cuatro eran por la práctica de pesca submarina en apnea (a pulmón, sin botella). En Ceuta unas 15 ó 20 personas muy experimentadas se dedican a esta pesca pero son muchos más los aficionados que la llevan a cabo. El riesgo es claro, sobre todo cuando quienes la llevan a cabo buscan “apurar” al máximo.

Jose Manuel Pajares, presidente del club de pesca submarina, narraba recientemente a este medio la ristra de consejos que siempre deberían cumplirse a rajatabla antes de sumergirse. Entre ellas la de ir acompañado: practicar en soledad la pesca submarina en apnea es poco recomendable. Es más, para Pajares se trata de la prioridad fundamental, porque es la forma de que puedan salvarle a uno en cualquier eventualidad. Esta recomendación se hace todavía mucho más en caso de corrientes, que deben evitarse en la medida de lo posible. El problema de todo esto es que las mejores presas se encuentran en los lugares más difíciles.
Siempre hay que pescar con boya, para facilitar la localización del cuerpo, y medir mucho las profundidades escogidas. De hecho, un buceador muy experimentado, que lleva años realizando pesca submarina en apnea, puede llegar a desenvolverse hasta 20 ó 22 metros de profundidad, como mucho. Un pescador poco experimentado, no más de 14 metros. Hay que tener una profundidad de la que uno pueda salir.  Muy ligado al consejo anterior, uno debe subir a la primera alarma. “Da igual que haya una gran presa a punto, o que el material esté enganchado. Son cosas materiales, y un nuevo fusil se puede comprar. Pero no se puede recuperar una vida perdida”, enfatizaba José Manuel Pajares. “Lo más importante no es la pieza, es que uno pasa cinco horas y se ha olvidado del mundo y desconecta viendo los magníficos fondos marinos de los que se puede disfrutar en las aguas de Ceuta”, explica.
A pesar de los consejos que se presupone todos conocen las estadísticas no frenan la lista de muertes por este tipo de pesca. En 2002 fueron 26 las personas fallecidas, una en Ceuta. El perfil de todos ellos es común: no más de 30 años y la gran mayoría iba solo, sin compañía.»

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