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Resulta curioso y a la vez aventurado cómo, con la llegada de las autonomías, no es lo mismo pescar en una comunidad que en otra, incluso sin salirnos del mismo mar Cantábrico.

Así pues, nos encontramos con la paradoja que si un pescador submarino de Galicia, viene a cualquier parte de la costa de Asturias con su licencia, no tendrá ningún problema legal, mientras que, si un pescador asturiano quiere probar fortuna de Ribadeo para allá, deberá tramitar y convalidar su licencia asturiana con la de nuestra comunidad vecina, presentando a la Xunta copias de la licencia del Principado más el seguro obligatorio o licencia federativa y además deberá pagar una tasa, si no quiere verse denunciado por las autoridades vecinas.

Galicia no permite pescar con licencias que no hayan sido tramitadas y cobradas por ellos. Por el contrario, no tendremos problemas de validez de nuestra licencia ni en el norte, como en Cantabria o País Vasco ni Cataluña, Levante, Baleares o Canarias.

Una vez tengamos en regla todos los“papeles” tampoco será igual hacer pesca submarina en Galicia y capturar un pulpo o una jibia especies totalmente permitidas, igual que sucede en el País Vasco, que pescar un pulpo o jibia en nuestra comunidad asturiana, pues aquí la sanción será de unos 300 euros como mínimo

MERO__5_.jpgMero «en el Cantábrico»

Otro de los aspectos más desatinados en los Decretos como el Asturias 26/2006 de 15 de marzo, que regulan la pesca deportiva es la limitación de las capturas. Cuando, por ejemplo, en buena lógica, la pesca de río establece como máxima pesca un número de ejemplares, (tan fácil como saber contar hasta 12 ó 15) en la legislación marítima, se dice que las capturas serán hasta 5 kilos ¿-? sin contabilizar el exceso de la pieza mayor. Es decir, tenemos que calcular “a ojo” el peso de cada pez, ir sumándolos todos y deducir o no registrar el exceso de la pieza mayor para completar los 5 kilos previstos, aunque se ofrece un margen de peso máximo hasta 6 kilos. Eso o llevarnos una buena báscula, como hacen algunos de los vigilantes, para comprobar si nos pasamos algún gramo y ponerse a escribir la correspondiente denuncia. Ni que decir tiene que tendremos que estudiar también de cada administración territorial española los límites, también variables, en número de kilos, en distancias, zonas autorizadas, días de pesca, etc.

preparativos para la salida_1.jpg

 

Otra cosa que se contempla negativamente es la validez en el tiempo para su renovación. Así nos encontramos que en Asturias, es válida para dos años, sin embargo en Galicia su renovación es anual, cada tres en otras comunidades del norte y hasta hace poco, cada 5 años en Andalucía, dándose la circunstancia que cientos de pescadores asturianos obteníamos la licencia andaluza. No solo porque duraba 5 años sin tener que renovarla, olvidándonos en ese lustro de certificado médico, del seguro de R. Civil y Accidentes que no exigían para su tramitación sino que además tenía una tasa más mucho más baja. Todo un despropósito el de las tasas que sigue originando un agravio comparativo que un submarinista en Asturias, paga actualmente 2,5 veces más que el pescador de caña o del pescador que lo haga desde su lindo yate, siendo la pesca submarina la más selectiva de todas las artes de pesca posibles.

 

No se concibe que los políticos que firman y publican esta legislación de pesca marítima no vean la cantidad de votos que se les van de las urnas por legislar tan sórdidamente para los 25.000 licencias de pesca deportiva y sin embargo ninguna restricción y el todo vale para el profesional. Así nos va.

 

Dado lo anterior, muchos consideramos que para ordenar en esta materia nadie mejor que un político-pescador como Xuan Xosé Sánchez Vicente, que está muy comprometido con la pesca deportiva porque sabe que tiene un futuro prometedor por su poca incidencia y mucha inversión económica, lo que genera beneficios para toda la sociedad. Por el contrario la pesca extractiva profesional, amén de contínuas subvenciones ruinosas para la población, según los últimos datos estadísticos le quedan pocos telediarios, con especies y caladeros próximos a su extinción.

Confiamos que pronto haya cambios a una más favorable legislación con la pesca deportiva

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