A muchas ciudades se las conoce por sus esculturas, monumentos, estatuas, figuras, imágenes o incluso edificios. Hay mucho y variado por el mundo.
De lo poco que lamentablemente he visitado, pero poco poco, sobre todo comparado con nuestros amigos del Tin Tin, recuerdo principalmente dos esculturas que me llamaron la atención. Una de ellas es los surferos, en La Coruña, cerca del Museo de la Ciencia, que dicho sea de paso, también me gustó, como su acuario… y otra el monumento al pescador submarino en Croacia, ya publicado aquí con motivo del último mundial con nuestro equipo nacional.
No cabe duda que otras muchísimas también llaman la atención del turista, desde la sirenita de Copenhague, la estatua de la Libertad, pasando el Cristo Redentor de Río como muy grande o el Mannenken Pis, de Bruselas en pequeñito.
Pero ayer, pasando por un edificio aquí en Gijón cerca de la playa de Poniente, que ya tiene unos años, poquitos, y recordé aquella historia de Arión de la isla de Lesbos o de Metimna pinchar el enlace y leer la bonita historia, salvado por unos delfines de una muerte segura. Pues en su fachada, tiene una imagen que más parece un pescador submarino que a este trovador llevado a lomos de los delfines…
Creo que los dirigentes del Ayuntamiento de Gijón, en especial el concejal de deportes, D. José Ramón Tuero, deberían recordar que en esta villa marinera hay grandes campeones de este deporte, que se han organizado varios campeonatos nacionales, europeos y hasta un mundial, y bien podrían rememorar este deporte y a los deportistas con otra escultura alusiva al noble deporte de la pesca submarina, para que sigamos en buena racha con más deportistas de élite.
De momento, nos tendremos que conformar con esta figura en la fachada y si acaso tomar algo en la cafetería del edificio, donde una joven camarera leonesa, con estudios de filosofía os podrá comentar historias de la antigua Grecia.
Otras esculturas vistas por la red:
Curioso, ¿no?
Poseidón.