A primera hora, con la marea llena, nos dirigíamos hacia el oeste, cuando Damián, que nos hizo de barquero, disparó… esta primera foto a un águila pescadora, capturando un muil, de entre los millones que vamos asustando al navegar.
Estas son las capturas de hoy entre Avelino y yo. Lo mío son los pintos, claro, más facilones. Es sabido que juego en otra división, en otra dimensión, en tercera porque no hay cuarta, claro. No obstante, debería haber entre los pescados, un gran dentón que le arrancaron cuando casi estaban a tiro al oir el ruido del motor que Damián hizo para venir a buscarmo y una «tresquilera dorada» que se fué, no trasquilada pero sí con un gran dolor de cabeza. Ella llegó con tranquilidad yo relajado y disparé a placer, quedó pinchada en hueso unos 3 segundos, la varilla no la atravesó y al recuperarla, moribunda fue ganando agua alejándose, siendo imposible seguir tras ella. No se cuán triste será su destino… una pena. Pero vimos otras no tan nobles que nos permitirá seguir insistiendo cuando se pueda.
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