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Si realmente lo que se recuerda es la primera experiencia, Mario va a tener claro que la pesca submarina será un deporte que practique cuando sea un poco mayor. Nos decía que era alucinante, todo el entorno de los acantilados con grandes grutas del cabo Torres, los fondos con mucha vida. Ayer había curiosamente, muchísimo pescado, mucho. Disfrutamos todos.

Con sus 8 añitos y fusil en mano, ayer martes, día de Asturias y por tanto festivo,  se estrenó como pescador, eso sí de la mano de Angel, su padre, y sus dos padrinos de afición, Javier y yo.

Con más ganas que frío, en traje baño, un simple chaleco, guantes y escarpines era todo su neopreno- pegó unos cuántos tiros, pero sin mucha fortuna, pero eso sí, las varillas  pasaron muy cerca de las buenas piezas a las que tiró.

Un crío muy curioso, todo lo preguntaba, todo lo quería saber… Al principio un poquito asustadizo con los peces, pero enseguida vió que eran un bocado exquisito, hasta el congrio que subió Javier a la lancha de unos diez kilos. Unos sargos, pintos y ballestas fué el botín capturado entre los 4 pasajeros. Lástima que su padre sea tan tímido que no se atreva a salir en las fotos. En otra ocasión.

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El propio Mario, ya con unas cuantas horas de mar, patroneó la remirrígida hasta la misma rampa de El Musel.

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