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27 diciembre 2016 – “El delfín estaba muy cerca de rendirse, ya casi no abría los ojos; si no cortamos la red, se muere”, cuenta emocionado el pescador submarino, Antonio Garriga. Las aguas del Molinar (Palma de Mallorca) se convirtieron, ayer por la mañana, en el escenario de una aventura bajo el agua que, afortunadamente, concluyó de la mejor forma posible.

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Un delfín hembra, de más de tres metros de longitud, estaba atrapado y enganchado en dos redes de pescadores que le impedían incluso subir a la superficie con naturalidad para respirar. Junto a él, se encontraba una barquita auxiliar ocupada por dos personas que trataban de sacarle del entuerto. Otro joven, disfrutando del padel surf, también acudió a la llamada de socorro del pobre delfín.

El animal se encontraba malherido; su cola parecía estar en carne viva y sufría varias heridas también en la aleta. “Yo llegué con la barca y mi equipo submarino; en cuanto me vieron me avisaron de cuál era la situación del delfín; había que intentarlo”, explica Antonio. Gracias a la actuación de este grupo de voluntarios desinteresados; comenzó una compleja maniobra para liberar al animal atrapado.

“En la cola llevaba enganchada una maraña de redes que parecía llevar mucho tiempo; el pobre animal tuvo mala suerte ya que además se enganchó con un trasmallo colocado en la zona. Atrapado por un lado y por el otro, el animal intentaba levantar el peso pero no lo lograba, pesaba mucho y casi no podía salir a respirar”, explica Antonio.

Mientras se dio el aviso pertinente al equipo de biólogos del Palma Aquarium; los liberadores trataban de mantener con vida al delfín, que cada vez se ponía más nervioso. Una vez que lograron tenerlo en la superficie; utilizaron un flotador infantil para mantenerlo. Antonio nadó con él la mayor parte del tiempo durante el rescate pero en un momento dado, el delfín se asustó y pegó un par de picotazos intentando liberarse; uno de ellos incluso, dañó al pescador submarino.

“Estaba muy nervioso y cuando se agobiaba se movía muy rápido. Siempre llevo un cuchillo por seguridad, por si me quedo enganchado u ocurre algo; y lo utilicé para cortar la red. Luego esperamos la llegada de los biólogos, querían verle antes de que le liberáramos del todo, había que valorar su estado de salud y atender sus heridas”, explica.

Una vez llegaron los biólogos y se revisó el estado general del delfín se tomó la decisión de dejarlo totalmente libre ya que se encontraba en condiciones de nadar. Tras proceder al corte de la red que lo aprisionaba, el delfín pudo salir en libertad hacia mar adentro. “Ha sido una experiencia increíble; me alegro de haber estado allí en el momento adecuado. A veces criminalizan a los pescadores submarinos pero no son nuestras redes las que atrapan animales”, afirma rotundo Antonio Garriga.

Crónica Balear

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