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Acabadas las clases teóricas y las de piscina, incluido el tiro, se pasó a las pruebas de mar.

A decir de los alumnos más que satisfactorias, incluso a pesar que la mar no permitió ir muy lejos, pero no obstante se llegó a coger pescado.

Toda una grata experiencia, especialmente para aquellos “guerreros” que aguantaron más de dos horas de mar ¡en traje de baño! El agua no estaba demasiado fría, pero se portaron como unos valientes. Otros iban equipados con trajes no demasiado apropiados para la pesca, aletas demasiado cortas, cinturón de plomos mal equilibrado, por lo que la hebilla iba donde quería, pero vigilados muy de cerca por los monitores y nada menos que 4 embarcaciones de apoyo para el grupo.

La anécdota se presentó al finalizar las prácticas, un alumno sube a la embarcación, tropieza y al apoyarse con el brazo, se dislocó el hombro. Una ambulancia se lo llevó al hospital de Jove donde se lo colocaron y fue a comer conduciendo el coche que había traido. Como nos indicó que era ya la octava vez que le pasaba, pensé en lo que justamente me había comentado mi amigo hanssolo acerca de la hiperlaxia el pasado jueves y que en Asturias se dan muchos más casos que en otras comunidades como si fuera un problema genético. Problema que debe tratarse cuanto antes con los servicios de traumatología.

Solemos decir que después de los cursillos, las calificaciones deben ponerlas los alumnos, sobre todos los aspectos, la materia tratada, la exposición de las mismas, las clases teorico-practicas, etc. Esperemos sean generosos con el profesorado. Ya veremos.

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