Hoy apostamos por Verdicio y … perdimos.
Pese a que el sol de las 8 de la mañana prometía una buena jornada con temperatura moderadamente buena, con el agua en calma, sin viento y aunque saliera, estaríamos, Jorge, Jesús y yo bien protegidos por el gran Cabo Peñas, todo a favor. Quedaba meterse al agua y mirar grietas.
Lo intentamos, pero no veíamos ni las piedras. Un agua muy tomada, pese a tener solo un golpín en las piedras de fuera. Lo peor era no ver ni la roca hasta no tenerla a un metro, además no ver ni rastro de pescado. Salvo un atrevido banco de grandes salpas que rodeaban a uno (porque tampoco nos veían, claro) un bugre que defendía su cueva, algunas andaricas, botones -no muchos tampoco- y poco más…
Capturas: una chopa por parte de Jesús, un amago más de Jorge asustando a otra y yo cargué el fusil al entrar al agua y lo descargué al salir, fue todo. Nada más dar la vuelta a todos los islotes, nos fuimos, lamentando no haber ido en lancha, porque días así se podría haber cambiado de zona, yendo a otra con mejor visibilidad.
Hacía muchos años que no iba a Verdicio, pero creo que tardaré en volver…
Amanece en Gijón con brumas, sin viento y calma chicha.
Después del cafetín con tortilla, a pasar los trastos al todo terreno.
Llegada a Verdicio, sigue la buena mar. La serpresa estaría bajo la cota cero.
A cambiarse, que esto va en serio y el sol anima mucho.
Ya listos, al mediodía de nuevo a casa con la apuesta perdida por la turbiedad de la zona.