Constancio

Tres afamados pescadores salimos hoy de cacería subacuática, con la sana intención de sorprender algún dentón, lubina o cualquier otra buena presa.

Navegamos al oeste, pensando que las mayores extensiones de galipote, la anunciaban para el otro lado, hacia las playas de España, Merón, etc. sin embargo fuimos viendo «galletas» negras de más o menos extensión, sodeadas de las típicas irisaciones multicolores  que tanto afean las playas, el propio agua y la propia embarcación, por lo que Paco iba sorteándolas como podía.

Intentamos buscar un lugar costero, pero separado, como la sierra de Candás, pero fue inútil y a la vez hubiera sido asqueroso echarse por allí al agua, tan sucia de los restos del fuel que flotaba por allí.

Seguimos navegando hasta la propia punta de la Vaca, al ser un saliente, no vimos esos malditos restos, sino todo lo contrario unas aguas transparentes y calientes, 19 grados.

Piezas, si se veían, pero no muy grandes y de un sprint asombroso, salvo algún lubinón, que pienso podría pasar (no mucho) de los 250 grs. éstas furagañas son tan «valientes y osadas» que como sigan así y superen la edad penal… no llegan a adultas, supongo intuyen nuestras sanas intenciones para con ellas.

Recordando los cañones del naufragio del Corviru nos echamos nuevamente al agua, hasta que Avelino ya vio que teníamos bastante con poco más de 4 piezas y que no era el día de dentones ni espectaculares piezas, salvo un chopón que reposaba tranquila en una grieta, sabiendose protegida por las algas, las olas y de las vistas de cualquier depredador. La sorpresa fue mutua hombre y presa pero la varilla impidió que siguiera engordando, ya había cumplido su ciclo biológico sobradamente…

Se llenó la satisfacción de los tres con media docena de peces y dimos por concluida la jornada con un vinín al medio día.

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