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Recibo un correo de nuestro colega Miquel Muntane y aunque cita la procedencia de la noticia que muchos vimos y oimos en el telediario, las reflexiones del web master están muy bien planteadas.

«Vigilantes de la cofradía de Ferrol recorren a diario la ría para espantar a mariscadores ilegales que en vísperas de Navidad se dedican extraer la almeja de las zonas prohibidas. Las personas que se dedican a robar el marisco lo venden a particulares o a compradores que a su vez abastecen a restaurantes. En una buena semana pueden llegar a ganar 700 euros.

Los moluscos se encuentran totalmente contaminados por aguas fecales situadas en zonas en las que está prohibido mariscar. Se trata de vieiras y almejas con toxinas que constituyen un peligro para la salud.

Las redadas a estos mariscadores ilegales son frecuentes en Galicia y más aún cuando se acerca el final del año.

El paro también ha sido causante del aumento del furtivismo en las rías gallegas. Desde las cofradías piden más vigilancia para frenar a los ladrones de marisco.» Antena 3 noticias.

DOS BUENAS RELEXIONES SOBRE EL TEMA:

  • A) El paro ha relanzado el furtivismo.
    Robar marisco, una práctica habitual en vísperas de Navidad.
    Mariscadores afectados por timos.

  • B) Sin ánimo alguno de crear una polémica, hago una reflexión. Ya que la redacción de la noticia me lo pone en bandeja. Para robar algo, este algo debe de ser propiedad de alguien. Primera premisa. En este caso estamos hablando de un tipo de recursos naturales. Marisco es la palabra mágica. En España y en otros países similares, la explotación de los recursos naturales que no pertenecen a nadie en concreto es organizada por el estado. Se suele subastar su explotación y ese lucro obtenido por la venta del recurso (madera, petróleo, piel de focas, etc.) revierte en la sociedad al mismo tiempo que los ya «propietarios » de la explotación temporal del recurso son sus dueños legales en los términos de la concesión. Con el tema de las cofradías, se revierte toda la legislación y usos habituales del resto de los sectores.Los miembros de las cofradías se consideran los dueños de los recursos sin tener ninguna razón para ello. No han pagado nunca nada por poder hacer explotación de esos recursos y convertirlos en un modo de vida. Más al contrario, se les paga a ellos parte de los costes (cada vez piden una mayor parte) que les cuesta explotarlos. Se les da el combustible a bajo precio, se les regalan Seguir Leyendo…