Constancio

Acabadas las clases teóricas y las de piscina, incluido el tiro, se pasó a las pruebas de mar.

A decir de los alumnos más que satisfactorias, incluso a pesar que la mar no permitió ir muy lejos, pero no obstante se llegó a coger pescado.

Toda una grata experiencia, especialmente para aquellos “guerreros” que aguantaron más de dos horas de mar ¡en traje de baño! El agua no estaba demasiado fría, pero se portaron como unos valientes. Otros iban equipados con trajes no demasiado apropiados para la pesca, aletas demasiado cortas, cinturón de plomos mal equilibrado, por lo que la hebilla iba donde quería, pero vigilados muy de cerca por los monitores y nada menos que 4 embarcaciones de apoyo para el grupo.

La anécdota se presentó al finalizar las prácticas, un alumno sube a la embarcación, tropieza y al apoyarse con el brazo, se dislocó el hombro. Una ambulancia se lo llevó al hospital de Jove donde se lo colocaron y fue a comer conduciendo el coche que había traido. Como nos indicó que era ya la octava vez que le pasaba, pensé en lo que justamente me había comentado mi amigo hanssolo acerca de la hiperlaxia el pasado jueves y que en Asturias se dan muchos más casos que en otras comunidades como si fuera un problema genético. Problema que debe tratarse cuanto antes con los servicios de traumatología.

Solemos decir que después de los cursillos, las calificaciones deben ponerlas los alumnos, sobre todos los aspectos, la materia tratada, la exposición de las mismas, las clases teorico-practicas, etc. Esperemos sean generosos con el profesorado. Ya veremos.

Parece que cuando llega el verano nos acordamos aún más del mar y lo divertido que puede ser todo lo que nos ofrece en sus muchas actividades, desde tomar el sol cerca del frescor del agua, bañito incluido, también el surf, windsurf, piragüismo, náutica deportiva, buceo y cómo no, la pesca submarina entre otras formas de solaz esparcimiento marino.

Pero, para sumergirnos con seguridad, no cansaremos de repetir que conviene asesorarse bien, informándose en un club, en Internet o mejor, en el caso de Gijón, a través del Ayuntamiento, concretamente en el Patronato Deportivo Municipal que organiza cada verano cursillos de iniciación a la pesca submarina por unos 40 euros. Incluye todo el temario, vídeo, teórica, prácticas en piscina incluido el disparo con fusil a las dianas y una salida al mar en embarcación.

En las fotos, vemos algunos alumnos asistentes a los cursos de este verano 2009 que sin duda podrán  pescar mucho más seguros y con más conocimiento del medio subacuático, evitando sustos que pueden sobrevenir en superficie o en los fondos de nuestras costas, además de conocer los peces, tamaños óptimos y las técnicas para pescarlos.

Las prácticas hay que vivirlas en primera persona con gafas tubo y aletas, como parte del equipo mínimo básico, luego vendrán otros complementos que nos ayudarán a estar más tiempo en el agua como el traje, plomos y por supuesto la boya. Para uso del fusil tenemos que estar en posesión de la licencia de pesca que también los clubes ayudan a conseguir. No obstante para hacer estos cursillos del P. D. M. se cuenta con un permiso especial de la Dirección de Pesca para las clases prácticas en el mar entre las bahías de Gijón que no precisan de más documentación que la propia hoja de inscripción porque el club APNEA dispone de estas autorizaciones.

Lo sorprendente es el voluntariado que hay en este Club. Socios con experiencia acuden encantados a hacer de monitores tanto en la piscina como a prestar altruistamente sus embarcaciones para la salida al mar. Casi siempre hay un monitor con cada alumno y éstos suelen quedar encantados con la experiencia.

Las partes más teóricas, incluso ejercicios prácticos “en seco” se pueden encontrar en www.apneagijon.org –>La escuela, así como otras cuestiones, como la meteorología, foro y otros contenidos a tener en cuenta.

Si de veras quieres sumergirte en el Cantábrico y sentirte un poco como Pepe Viña, apúntate, ya que el cursillo está fundamentalmente basado en sus métodos y en sus orientaciones maestras.

Esta fué la experiencia que supuso  para unos cuantos amigos bucear, en apnea, sin más visión que el haz de luz de la linterna y un poquito de luna que asomaba de vez en cuando entre las nubes.

Nada tiene que ver la inmersión diurna con la que podemos experimentar de noche: La fauna, por ejemplo los sargos, de día huyen antes que puedas tan siquiera verlos, mientras que de noche puedes tocarlos. De día, no ves tiñosos (cabrachos), de noche, salen a tomar «la luna». Los mariscos, que de día se esconden en lo más oscuro de las oquedades, de día salen de cacería. La fluorescencia del propio agua en la noche que cuando la agitas, luce debido al plancton y el fitoplancton que se enciende y recuerda la luz de las luciérnagas.

Una experiencia muy recomendable aunque, como es normal, hay que guardar mucha más prudencia de la que guardamos de día. Recomendable es también llevar dos linternas mejor que una y no bajar muchos metros, porque nos podemos desorientar, de ahí que sería interesante conocer el lugar previamente y entrar con la mar en calma, por supuesto nunca solos, claro.

Las anécdotas de la aventura nocturna fueron comentadas entre bocados y culín tras culín de sidra hasta las tantas de la madrugada del viernes 31 de julio de 2009. Para recordar siempre.